miércoles, 16 de septiembre de 2009

*Revelaciones. (Capitulo 5)

*Revelaciones.

- Mirá, yo sé lo que se siente… -me dijo y se sentó a mi lado en el sillón.
- ¿Enserio? No lo parece…siento que el miedo –no terminé la frase.
- Esta en todo tu cuerpo –dijo completando mi frase; su rostro estaba cambiado, sus facciones eran tiernas y sus ojos recelosos de repente estaban honestos y en su boca una media sonrisa- te sentís inseguro, no sabes lo que haces….
- No –acordé- no se lo que siento, no se en que estoy metida, en este momento no estoy segura de quien soy… -mi mirada se encontró con la suya unos segundos- perdóname –dije secándome las lágrimas- yo llorando y vos acá, soy terrible desubicada.
- Para nada –dijo, y parecía sincero- se lo que se siente estar así, pero si tenés a alguien con quien poder hablar te sentís mejor.
- Verdad –dije riéndome- si te tenés que ir, anda tranquilo, capaz que te estas retrasando por cumpla mía.
- No, para nada, no tengo nada que hacer, a demás me quedaría más tranquilo si cuando me fuera no estuvieras llorando –reímos los dos- contame, ¿de dónde sos?
- Montevideo, Uruguay; queda en América del Sur... ¿y vos? –pregunté secándome la ultima lágrima de mi mejilla.
- De la isla Numb.
- ¿De dónde?
Se rió y luego contestó.
- Isla Numb, es una pequeña isla del Anillo De Fuego en el Pacifico.
- Ah…y ¿cuándo llegaste acá?
- Hace no mucho tiempo, un mes después de que murió la mujer que me crió, supongo que fue como una madre para mí, ya que mis padres biológicos murieron cuando tenía seis años. No tenía a nadie más que a ella y al morir me dejó esto –me mostró un camafeo, igual que el mío, pero en vez de ser Azul Zafiro, era Anaranjado Fuego- y me dijo que perteneció a mi padre.
- Lo siento, lo de tus padres, digo…debió ser duro.
- Si, lo fue, pero solo tenía seis años y no los recuerdo muy bien; la que más me afectó fue la segunda perdida, la de mi ‘madre adoptiva’; y luego llegué acá, totalmente desorientado, confundido y con muchísimo miedo…Coha me ofreció todo y me explicó lo del tema del ‘don’, pero el mes que estuve en Numb, después de que murió mi ‘madre’ y antes de llegar acá, fue muy duro y eso me hizo crecer mucho…creerás que no soy bueno, pero…
- No, te comprendo. Me imagino lo duro que fue. Al principio, cuando llegué, te vi como frío e insensible, y no me estabas cayendo del todo bien…
- Si, lo supuse –rió por lo bajo- soy muy reservado con la gente nueva, pero es solo una máscara, porque la verdad es que no quiero que me hagan sufrir mas, comprenderás que tuve que crecer de golpe ante las pérdidas que tuve.
- Te entiendo –busqué su mirada que se encontraba clavada en el piso y la encontré; el me miró con el sufrimiento dibujado en lo anaranjado de sus ojos, le dediqué la sonrisa mas franca y comprensiva que me salió y él me correspondió con otra.
- Bueno ahora si me voy tener que ir yendo, sino mañana no vas a estar al cien por ciento, tenés que descansar y yo también.
Se levantó del sillón y se dirigió a la puerta.
- Quilla… -le llamé y él me miró ya con el pestillo en su mano- muchas gracias por todo.
- No, gracias a vos, de verdad, me hizo muy bien esta conversación, hasta mañana –me saludó con la mano y salió.

Yo fuí y me tiré en la cama, pero extrañaba mi almohada, siempre que estaba en otro lugar que no fuera mi cama la extrañaba, y a la almohada también, pero además, no sabia como, cuando había aparecido en Sunmoon, no lo había hecho con mi pijama sino que estaba vestida con mi ropa de entre casa. Reí por lo bajo y me sumí en la oscuridad de mi mente; dormida profundamente me quedé al rato de acortarme.

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