lunes, 21 de septiembre de 2009

*Don. (Capitulo 6)

*Don.
Dormía placenteramente hasta que escuché una fanfarria de trompetas procedente del exterior. Esto me anticipó que el día iba a ser agotador. Me levanté, me vestí y salí hacia la recepción, esto ya se parecía a los campamentos, que para que no tengas tiempo de quejarte, te tienen en actividad todo el día. Llegué y estaban todos desayunando: Coha, Zac, Mawal y Quilla.
- Buenos días -me dijo Coha.
- Buenos días –contesté- para todos. Los demás subieron la vista y dijeron al unísono.
- Buenos días.
- ¿Descansaste bien? –me preguntó Coha.
- Si, bastante, pude recuperar el sueño perdido en Montevideo.
- ¿Sueño perdido? ¿Por qué?
- Es que no podía dormir del todo bien, me sentía rara y quería estar en contacto con el agua a como diera lugar, pero supongo que se debía al calor –me senté y comencé a desayunar.
- ¿Tampoco sabías eso, verdad? No era por causa del calor…
- ¿A no? –dije asombrada.
- No, tenias que estar en contacto con el agua, porque tu cuerpo necesitaba contener más agua de la normal.
- ¿Eh? –pregunté sorprendida- ¿entonces me estas diciendo que soy anormal?
- Bueno, se podría ver de ese modo, pero eso no significa que estés mal, mirá, el cuerpo de una persona normal tiene entre un sesenta y cinco y un setenta por ciento de agua en su cuerpo; y tu tiene entre un ochenta y cinco y un noventa por ciento.
- ¿Eh? ¿era por eso? Y yo que le echaba la culpa al calor –me reí de mi misma- ¿y ustedes son iguales chicos?
- Parecidos –admitió Mawal- yo por ejemplo tengo más capacidad pulmonar que el promedio, eso me hace más liviana y hay veces que siento que puedo volar.
- ¿Enserio? Impresionante… -admití.
- Lo mío no es anormal del todo –asumió Zac- yo tengo mas estabilidad en la tierra que cualquier otro humano.
- ¿Y tú Quilla?
- Lo mío es muy parecido a lo tuyo, solo que yo no tengo fugo adentro, sino que la temperatura de mi sangre es más alta y puedo soportar temperaturas más elevadas que el resto.
- Sorprendente –suspiré para mi misma, pero las próximas palabras de Coha no me dieron el incentivo de que este iba a ser un día normal…
- Vamos a entrenar –dijo.
Salimos y Coha dijo:
- Muchachos ustedes ya conocen la rutina, yo voy a mostrarle a Angela como funciona todo , ¿si? Ellos asintieron y se alejaron.
- Angela, vamos a dar un paseo –dijo empezando a caminar. Asentí y lo seguí.
- ¿Por qué este lugar se llama Sunmoon? –pregunté intrigada.
- Viene de una lengua antigua, Sunmoon, es la abreviatura de Sunbolany Moonchaka, que significa ‘cuatro elementares’…como por ejemplo, el apellido de tu abuelo, Jakaboo, significa ‘corazón del agua’
- La inscripción, la del camafeo…¿es cierta?
- El camafeo, es algo muy especial. Cuando alguien otorga el camafeo esta entregando una pequeña parte de su don y si la persona que lo recibe es propicia, se desarrolla el don en su persona, por eso si una persona es propicia, llega a Sunmoon, y recién aquí puede abrirlo…
- Pero el camafeo, además de abrirse, cuando llegué acá cambio.
- Si, el camafeo toma un poco de la magia y convierte su exterior si realmente la persona que lo porta es la correcta. En cuanto a lo de la inscripción…es cierta, tu abuelo te dejó una legado, un consejo.
- Solo controlando las corrientes, controlarás el elemento –susurré para mi misma.
- Exacto. - ¿Pero a qué se refiere con las corrientes?
- Se refiere a los impulsos, si uno actúa sin pensar al controlar el agua, podría ocasionar algo realmente malo. Por eso cuando uno está dispuesto a controlar el elemento, tiene que estar dispuesto a controlarse uno mismo.
- ¿Se supone que debo sentir algo especial? Porque la verdad es que me siento igual que siempre.
- Mirá, -dijo señalando a donde habíamos llegado. Yo reconocí el lugar, la cascada.- ¿ves cómo cae el agua de la cascada? Tan fluidamente, tan natural, así te sentirás cuando aprendas a controlar el agua, la sentirás…
- Corriendo dentro de mí como un río –terminé la frase.
- Exacto, muy bien Angela ¿ya lo empiezas a sentir?
- Ajá –asentí- es como si me dejara llevar por la corriente.
- Siempre recuerda que hay que aprender a controlar las corrientes…
- Cierto, una pregunta ¿Cuándo vuelva a Montevideo, voy a seguir controlando el agua?
- En principio no, la magia volverá a tu camafeo y éste volverá a ser como cuando tu lo recibiste; plateado, chiquito y cerrado; solo se abrirá y podrás controlar el agua en situaciones extremas o cuando los cuatro hayan regresado, de lo contrario no podrás.
- Magnifico.
- Ahora Angela quiero que te metas en la laguna de la cascada por el agua por los tobillos.
- ¿Para qué?
- Solo hazlo. Me dirigí hacia el agua, estaba verde y calentita.
- Ahora cerrá los ojos –me dijo- concéntrate en la caída del agua de la cascada.

De repente fue como si el nivel del agua hubiera ascendido por mi cuerpo y yo me encontrara sumergida en el agua, pero me percate de que no podía ser, ya que si estaba sumergida no podría respirar; pero yo lo estaba haciendo, estaba respirando, abrí los ojos y noté que una burbuja de agua me estaba rodeando, y yo, estaba en el centro; dejé caer la burbuja de nuevo a la laguna, no se como, y empecé a mover los brazos de alegría a mis costados. Miré al agua y ésta se estaba moviendo al compás de mis brazos, como si estuviera haciendo surcos en el agua, pero en realidad ni siquiera la estaba tocando. Descubrí que si levantaba un brazo al cielo, un chorro de agua salía de la laguna para luego volver a caer en el mismo lugar. Me había olvidado por completo de la presencia de Coha, el anciano simpático con barba blanca y corta. Me desconcentré y me dirigí fura del agua, a su lado.
- Perdón, pero me entusiasmé jugando con el agua –me disculpé sinceramente.
- In-cre-i-ble –decía separando en sílabas la palabra y mirando aún a donde yo había dejado caer mi burbuja -¿Qué tal estuvo?
- Espectacular –le comenté- nunca me había sentido así en toda mi vida, por mas corta que esta sea, sentía que el agua cumplía mi voluntad con solo mover los brazos.
- Con el paso del tiempo, hasta podrás hacer aparecer agua de la nada y la podrás controlar… Me acordé de mi primera tarde aquí, cuando nos presento, que Quilla había generado fuego de la nada para demostrar su poder.
- ¿Vamos? –le pregunté.
- Sí, tenemos que ver como van los demás.
- Si –estuve de acuerdo- vamos.

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